Olinka, o donde se crea el movimiento
December 11, 2012 - February 17, 2013
Aquellos que son verdaderamente contemporáneos,
que en realidad pertenecen a su tiempo, son aquellos
quienes no coinciden perfectamente con él ni se ajustan
a sus pretensiones. Son por ello, en este sentido, irrelevantes
(no actuales); pero, justamente por ello, justamente a través
de esta diferencia y de este anacronismo, son capaces más
que los demás de percibir y entender su tiempo. [...]
Aquellos que coinciden completamente con la época,
que concuerdan en cualquier punto con ella, no son
contemporáneos pues, precisamente por ello, no logran
verla, no pueden mantener fija la mirada sobre ella.
-Giorgio Agamben, "¿Qué es lo contemporáneo?"
Presentación
Olinka, o donde se crea el movimiento es una exposición colectiva que incluye trabajos de artistas contemporáneos, así como obras y documentos de valor histórico. La muestra está conformada por diversas técnicas como el dibujo, la pintura, la instalación, el video y la fotografía.
A pesar de las diferencias entre los soportes y las épocas en los cuales estas obras y registros fueron producidos, todos los componentes de la exposición convergen en una peculiar relación con el pasado. Lejos de considerar la historia como una colección de hechos almacenados en la memoria, Olinka, o donde se crea el movimiento concibe la historia como un territorio inestable, en constante movimiento, con la posibilidad de volver a materializarse y transformarse al ser evocada o reinterpretada.
La exposición toma su nombre de un proyecto del Dr. Atl, de la década de 1940, en el que imaginó la construcción de una ciudad internacional de la cultura llamada Olinka. Estaría poblada por científicos, artistas, poetas y filósofos con el objetivo de planificar la evolución humana. La raíz etimológica de Olinka, Ollin, es náhuatl y designa el movimiento, concepto en sintonía con el abordaje dinámico de la historia que propone la muestra.
Al trasladar la dimensión imaginaria de Olinka al contexto de la exposición, se propone un lugar en movimiento. La propuesta curatorial retoma a personajes de la escena artística del siglo xx, como el ya mencionado Dr. Atl y a Nahui Olin, a quienes yuxtapone con las obras de artistas contemporáneos.
La exposición contiene trabajos y documentos del Dr. Atl, Nairy Baghramian, Ross Birrell y David Harding, Mariana Castillo Deball, Kate Davis, Thea Djordjadze, Susan Hiller, Nahui Olin, Paulina Olowska, Manuel Rodríguez Lozano, Vivian Suter, Tercerunquinto, Danh Vo y Elisabeth Wild.
Texto curatorial
En las obras de muchos artistas contemporáneos, la historia está presente como una posibilidad que puede materializarse de pronto durante el proceso de evocación y reinterpretación del hecho histórico, en lugar de existir simplemente como una colección imponente de acontecimientos inmutables, guardados en archivos que no pueden modificarse. Como Walter Benjamin señaló: "Articular el pasado de forma histórica no significa reconocerlo 'como fue' (Ranke), sino que implica aprehender un recuerdo en cuanto destella en un momento de peligro". La exposición colectiva Olinka, o donde se crea el movimiento se sustenta en esta interpretación: la historia no se abre como un libro, sino como un abismo, una barranca que de repente se parte en medio de las cosas conocidas.
Contrario a los métodos aplicables al estudio y clasificación de los fósiles, la historia también se puede interpretar no como una cronología de acontecimientos guardados en la memoria, sino más bien como una constelación dinámica y siempre cambiante de sitios letárgicos o activos. En esta interpretación geológica y topológica de la historia como un territorio inestable, un terreno construido sobre muchos estratos y sacudido por temblores y erupciones violentos, una nueva lectura de la historia crea movimiento, como una gota de agua que produce ondas concéntricas a través del tiempo que se extienden hasta el futuro, pero pasan por el momento presente.
Los sucesos y los personajes históricos -materializados en monumentos que pueden incluir por igual textos, edificios y artefactos- resuenan de formas inesperadas en las obras contemporáneas de arte. La historia tiene ventajas y desventajas para la vida; se puede usar y abusar de ella cuando se pone al servicio de los políticos nacionalistas y el capital, pero continúa inspirando acción y sigue siendo una potente herramienta crítica para muchos artistas y pensadores de la actualidad. Si, como Nabokov decía, "el futuro no es más que lo obsoleto al revés", las
cosas enterradas hace mucho tiempo en el pasado tienen un aspecto revolucionario: la nostalgia apunta hacia el futuro y la historia es donde se creó el movimiento.
A partir de la metáfora del cambio que representa un temblor, podemos imaginar otras formas de movimiento violento que nos afectan a nivel psicológico, emocional e intelectual, y que ejercen influencia en las dimensiones social, ideológica y estética de nuestra existencia, en particular en México, un país asolado por la guerra contra las drogas donde las condiciones de vida son precarias, pero también en otros lugares. Las obras de los artistas de Olinka, o donde se crea el movimiento son testimonio de este estado de cosas.
Adam Szymczyk
La historia es un facsímil de acontecimientos unidos por
información biográfica endeble. La historia del arte es
menos explosiva que el resto de la historia, por lo que se
hunde más pronto en las regiones pulverizadas del tiempo.
La historia es figurativa, pero el tiempo es abstracto; estos
dos artificios se encuentran en los museos donde abarcan
la vacuidad de todos. El museo debilita la confianza en los
objetos conocidos por la experiencia sensorial y deteriora
la impresión de las texturas que fundamentan nuestras
sensaciones. Los recuerdos de la "emoción" parecen
prometer algo, pero el resultado siempre es nada. Quienes
tienen recuerdos agotados conocerán el asombro.
-Robert Smithson, "Algunos pensamientos fatuos sobre el museo", en The Collected Writings